Agremiados de SIMAVER toman oficinas de TEBAEV, acusan a su titular de no atender demandas de coordinadores de la zona de Coscomatepec
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Irineo Pérez Melo.- La Arquidiócesis de Xalapa fustigó el patriarcalismo, pues “rompe con la dignidad de la persona y atenta contra las buenas nuevas del reino”, y como manera de pensar y de organizarse, imposibilita la fraternidad.
En el comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de esta asociación religiosa, critica a este sistema donde solo una persona es la que sabe y la que lo puede todo, donde uno es el líder y todos los demás son los alumnos pasivos, y considera que debe terminar.
“También son necesarios la convicción y el compromiso por cambiar las estructuras, es decir, transformar profundamente nuestra manera de pensar y de organizarnos”, señala el documento signado por el presbítero Juan Beristain de los Santos, director de dicha oficina.
Refiere que la disposición para hacer el bien a los demás es un valor importantísimo en nuestra sociedad. Hay mucha gente que hace muchas cosas buenas, procura honestamente beneficiar a los demás; sin embargo, no es suficiente con procurar el bien a los demás.
Se menciona que a la necesidad de hacer el bien se debe agregar la urgencia de crear nuevas mentalidades y mejores maneras de organizar nuestra vida para que haya justicia, paz y vida digna para todos los mexicanos y veracruzanos.
Evoca a San Marcos al señalar el nuevo oficio de aquellos discípulos como “pescadores de hombres”, pretende indicar un nuevo encargo a favor de la vida, relacionado con la capacidad de congregar a los que más se pueda en torno a Jesús para hacerles el bien, para ayudarlos a crecer, a madurar integralmente.
“Esta tarea únicamente se puede realizar si se abandonan viejas estructuras (mentales o físicas) que obstaculizan o destruyen la fraternidad, la justicia y la paz”, se añade.
Por eso el evangelista Marcos concluye diciendo que “se fueron con Jesús”, “lo siguieron”, como para indicar que es con Jesús y con su proyecto del Reino desde donde es posible la verdadera transformación a la que aspira todo persona por el hecho de existir. La única transformación inicia en Cristo que rescata al hombre desde las profundidades del egoísmo y del pecado y se consolida la participación de y para todos, finaliza.