- Reinterpretar los verdaderos sentimientos de nuestros héroes, clave de un nuevo estilo de vida digna para todos basados en la justicia, la paz y la verdad.
Irineo Pérez Melo.- Estas fiestas patrias deben ser un llamado cordial a todos los ciudadanos para recordar que la política esencialmente es una tarea de todos, pues no es la lucha por el poder, sino por la dignidad y los derechos humanos, consideró la Arquidiócesis de Xalapa.
En el comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de esta asociación religiosa, refiere que las fiestas patrias son un llamado a reinterpretar los verdaderos sentimientos de nuestros héroes es clave de un nuevo estilo de vida digna para todos, basado en la justicia, la paz y la verdad.
“Los héroes patrios consiguieron con su propia sangre una república, herencia política que parece estar hoy en peligro por la sobrerrepresentación política de un partido y por la reforma al Poder Judicial que atenta abiertamente con la división de los tres poderes del Estado y la independencia y calidad del sistema judicial”, se señala en el documento.
Además, se menciona que los héroes patrios ofrendaron su vida para ofrecer al pueblo de México la libertad, que no es actuar con discrecionalidad ni por afán de poder, sino proceder con la fuerza de la recta conciencia y tomar decisiones de acuerdo con el imperativo de los derechos humanos y de los ideales de la autenticidad, identidad y responsabilidad de la persona.
“En México todos somos éticamente responsables de la justicia, la verdad y la paz. Los mexicanos somos diferentes por variadas circunstancias de la vida, pero no debemos ser indiferentes ante las injusticias y atropellos a los valores democráticos y a los derechos humanos. Todos tenemos voz y voto pues México somos todos”, se añade.
En el comunicado, signado por el presbítero Juan Beristaín de los Santos, se insiste que los héroes patrios que lucharon por la libertad y dignidad de cada ciudadano de este País entregaron su vida, no solo por lograr el mejor régimen de gobierno, sino también para conseguir una nación en que prevaleciera un deseo constante de promoción humana.
“Los procesos históricos de la nación mexicana fueron, son y serán siempre dinámicos y abiertos porque se orientan hacia una vocación trascendente y hacia la identidad, responsabilidad, autenticidad de cada mexicano. Es decir, es necesario el desarrollo material, incluidas las necesidades básicas, pero también el desarrollo interior, fortalecido con la búsqueda ética del bien moral. No debe prevalecer la mentira y el engaño en el colectivo social”, se indica por último.