Crónica de una derrota anunciada para Daniel Baizabal González

Redacción*

Desde inicios del 2008-2009, cuando aún era militante del PRI, Daniel Baizabal se incrustó en su primer cargo importante como Síndico en Emiliano Zapata, durante la fallida administración del entonces alcalde Fernando Retureta García, donde comenzó a surgir el deseo de escalar a una posición mayor, al finalizar el periodo del anterior en mención.
Tiempo después, comenzó su coqueteo con el Partido Acción Nacional (PAN), pues la contienda no le favorecía para ser el candidato por el partido tricolor.

En esa contienda Baizabal y su equipo, quisieron ponerse sombrero ajeno para atraer al electorado, tratando de usurpar un programa de vivienda de SEDESOL, prometiendo casas a pobladores de todo el municipio, hechos que lejos de ayudarlo lo llevaron a tener la desconfianza de la comunidad.

En otra de las contiendas, también brincó al Partido de la Revolución Democrática, donde hizo equipo le costó unos cuantos millones el ser el candidato, para después perder las elecciones.

Por fortuna para el pueblo de Zapata, este pillo, por más que trató no llegaba a la silla de la presidencia municipal, sin embargo, fue después de ir del tingo al tango entre diferentes partidos políticos, buscó la Presidencia Municipal de Emiliano Zapata por el partido Redes Sociales Progresistas, ya que en ningún partido más lo querían, y cómo no, si arrastraba ya señalamientos por participar en una red de fraudes, desvío de recursos y saqueo en contra de la Secretaría de Salud de Veracruz a través de empresas fantasmas.

Esto ha puesto en duda la honestidad de Daniel Baizabal González y más conociendo sus nexos con Miguel Ángel Yunes Linares, exgobernador de Veracruz y su padrino político actual.

Esto deja entre dicho, lo que acontecerá este próximo 01 de junio, pues, aunque ahora es el candidato impuesto, de Morena, es una persona que no comparte los valores ni los principios del partido y está seguro será una más o la última de sus derrotas, gracias a la claridad del pueblo que ya no cree en él.