El tiempo de mujeres en 2025

Concluyó el 2024 y el año nos deja de lleno en tiempo de mujeres. Una presidenta en el país y una gobernadora en el estado, así como una gran cantidad de damas en el Congreso de la Unión y en el gabinete del Gobierno Federal y del Estado. Excelente situación para romper el paradigma que se había creado en el país en el cual la mujer era excluida de diversas actividades de la vida social, política, laboral, científica y de muchas otras.

Sin embargo, a través de la historia la mujer siempre ha estado presente, siempre ha sido importante, nunca ha sido invisible, incluso cuando ha jugado un rol de aparente sosiego y modestia. Mujeres como Artemisa de Halicarnaso, Tomiris, Boudica, Cleopatra, disfrutaron de un alto poder entre sus iguales, aunque lo que nosotros entendemos como poder o empoderamiento no siempre coincide con lo que entendía la gente de otras épocas y lugares.

Enheduanna (2285-2250 a.C.) princesa y suma sacerdotisa de Ur, en la antigua Sumeria, desde los rituales, sus poemas y rezos, consolidó una gran influencia religiosa, literaria e incluso política, llegando a ser realmente poderosa. Uno de los problemas al referirse a las mujeres poderosas e influyentes en diversas épocas y lugares de la historia, es que pasamos por alto su importancia en la casa, el rol de las mujeres comunes, y los papeles trascendentes que desempeñaron a diario en sus comunidades y en sus familias. La influencia también es una forma de poder.

Muchas mujeres contribuyeron a cambiar los derroteros de la historia, como Cleopatra, Hipatia, Ada Lovelace, Marie Curie, Donna Strickland, Simone de Beauvoir, Rosalind Franklin, Margaret Thatcher, Angela Merkel, Indira Gandhi, Benazir Bhutto y una larga lista que no alcanzaríamos a publicar aquí. Las notoriedades, por sus hechos, tanto hombres como mujeres, no es el caso a discutir. Es a lo que el hombre y la mujer, en lo común, pueden aspirar.

Cierto que en esos últimos tres mil años de los que ya hemos hablado, el hombre ejerció su predominio en las cosas fuera de casa, en la vida pública, laboral, filosófica y científica, y que la participación de la mujer fue esporádica. Este tiempo concebido como una entidad lineal y objetiva, es en realidad una construcción social que refleja relaciones de poder y desigualdad social. El potencial femenino no fue manifestado abiertamente en la cimentación del mundo, pero sin ellas nada hubiera sido posible.

Hablar de “tiempo de mujeres” es quizá referirse a la necesidad de visibilizar las experiencias y las contribuciones tanto históricas como actuales de la mujeres. Es cambiar el paradigma tradicional de la familia y el rol de la mujer, que desde hace décadas es una realidad. Es abrir nuevas posibilidades para su desarrollo personal y profesional en cualquier actividad existente. Es opinar y hacer juntos, es sentir y vivir juntos los problemas y las vicisitudes de la casa, el trabajo y cualquier campo de interacción social o política.

Las experiencias de las mujeres, en varios rincones del Estado y el país, son diversas y están influenciadas por factores como la raza, etnia, clase social, posición familiar, orientación sexual y discapacidad, donde se entrecruzan diferentes formas de opresión y discriminación. Para este año varios eventos y compromisos nacionales e internacionales promoverán los derechos de las mujeres y la reducción de las desigualdades de género, lo que ampliará la conciencia en los cambios de conductas y actitudes y acelerarán la transformación de la familia y la sociedad.

Fuere cual fuere el resultado de estos cambios, la realidad es que no es muy sensato insistir en la división en las esferas de dominio. El mundo, el espacio que compartimos para ser y estar, es exactamente el mismo. Lo que habrá de transformarse tendremos que hacerlo juntos, porque estamos en el mismo mundo creado por el Sapiens… y la Sapiens; el humano, sea hombre o mujer.

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